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May the odds be ever in your favour

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Mensaje por Scott Meagher Sáb Abr 04, 2020 2:07 pm
Scott entró en la sala de visualización de los juegos para mentores y posibles patrocinadores más serio que nunca, tieso como un palo y con una preocupada Haydee revoloteando a su alrededor sin saber bien qué hacer por él. No había nada que hacer al fin y al cabo. Una breve despedida en la que había podido repetirle a Enzo lo mucho que lo quería, que estaba orgulloso de él y que haría todo cuanto estuviera en su mano por ayudarle a volver a casa, eso era todo lo que quedaba en aquel momento de su sobrino. Si hubiera sido posible se hubiera cambiado por él sin dudarlo ni un instante. Pero en vez de eso, estaba condenado a ver cómo se enfrentaba a la muerte, si es que conseguía evitarla, mientras intentaba que unos millonarios sádicos le dieran dinero que invertir en el niño.

La mente de Scott no era, desde luego, un lugar agradable en el momento en que llegó al puesto designado (en principio, porque después del baño de sangre todo el mundo empezaba a moverse por la sala, socializando, cambiando de pantalla, buscando quién les patrocinase…). Se quedó de pie frente a las pantallas, asegurándose con un rápido vistazo de que estuvieran enfocando a las plataformas correctas.

Hay… Vigila tú a Maritta… Si… si algo le pasa a Enzo… ya sabes…—murmuró  antes de centrarse en el movimiento que empezaba a verse en las pantallas.

Los tributos emergían de la tierra y esos 60 segundos que probablemente el niño superviviente recordaría como los más largos de su vida, empezaron.

Enzo estaba de pie en su pedestal, mirando fijamente la Cornucopia. ¿Podría llegar a tiempo para coger algo antes de salir escopetado? Su tío le había dicho que era rápido de reflejos, que si veía algo útil a una distancia razonable, podía intentarlo, pero que no dudase en esconderse si no lo veía claro... Pero una mochila le había llamado la atención. No iba a esconderse sin más, eso le quedó claro en ese instante. Se preparó con cuidado sobre el pedestal para echar a correr tan pronto como terminase la cuenta atrás. Tenía que recoger algo de la Cornucopia. Lo iba a necesitar.
Scott Meagher
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Mensaje por Laura Kepler Sáb Abr 04, 2020 7:02 pm
Se estaba haciendo un té mientras esperaba que empezara todo. Se había despedido de sus tributos con consejos de última hora hacía más de media hora y en esos momentos ya estaba entera, al menos por fuera, sin grietas. Por dentro era otra historia. Y lo que los demás podían ver como una falta total de empatía —porque quién tenía en esos momentos paciencia para hacerse un té o estómago para tolerarlo—, para Laura era un ritual que calmaba a aquel monstruo negro que llevaba dentro y que empezaba a devorarla desde las entrañas.

Con su taza de té humeante, fue a su sitio a tomar asiento frente a las pantallas. Le ofreció a Ryan, que ya estaba acostumbrado a su comportamiento falsamente sereno ante los juegos y no puso caras raras, pero lo declinó igualmente.

Como quieras... —murmuró, llevándose la taza a los labios. Casi le quemó la lengua, pero Laura sintió ese dolor reconfortante. Dirigió una mirada fugaz hacia el lugar del distrito ocho, donde estaban Meadows y Haydee, y se le escapó un suspiro.

Enzo. Enzo estaba ahí, emergiendo de entre la tierra, a un minuto de empezar a luchar por su vida. En aquellos momentos, Laura solo podía esperar y desearle suerte.

Los últimos diez segundos pasaron y empezó el baño de sangre. Los tributos más rápidos y listos se escabulleron rápidamente, el resto fueron enseguida presa de los profesionales. Laura observó implacable cómo Saal, que había parecido tan amable y formal durante su tiempo juntos, mataba a tres de los distritos más pobres sin ni siquiera pestañear. Jinnia, en cambio, cayó enseguida, con un hacha incrustada en el cráneo cortesía de uno de los del siete.

Dio otro sorbo a su té, contando mentalmente los cañonazos.
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Mensaje por Scott Meagher Sáb Abr 04, 2020 10:52 pm
En cuanto dieron inicio los juegos, Enzo salió corriendo hacia la Cornucopia haciendo que Scott no pudiera evitar inclinarse hacia delante, pegándose casi a la pantalla. Con un derrape llegó hasta su objetivo: una mochila de tamaño aceptable, negra con un reborde amarillo fosforito. Se hizo con ella con una mano mientras se levantaba y echaba a correr. De milagro esquivó una hacha que iba directa al lugar donde un instante antes estaba su cabeza y, por el rabillo del ojo, vio lo que le parecía un arpón pasarle rozando. Con eso fue suficiente para que el chico acelerase hasta perderse entre los árboles.

Scott se dejó caer hacia atrás con un suspiro de alivio. Había sobrevivido al baño de sangre, nadie parecía seguirlo, al menos por ahora. Había dado el primer paso.

¿Cómo va Maritta?—le preguntó a Haydee mientras modificaba los parámetros de su pantalla para volver a encontrar a Enzo entre la jungla.

Ha huido, como le dijimos… Pero no sé cómo se las va a apañar con tanta agua…

Sí… Ese iba a ser un problema para la joven. Levantó la mirada y la volvió hacia el puesto del distrito cuatro. Desde luego iba a deberle una bien gorda a Hargrave pasase lo que pasase con su sobrino.

Con un comando rápido volvió a ver la Cornucopia para confirmar que el baño de sangre. Un nuevo cambio en la pantalla le permitió ver el resumen de tributos vivos y muertos y a quién le atribuían cada muerte. Un total de 11 niños habían muerto en aquel baño de sangre. Quedaban 13. Parecía que estos juegos iban a ser rápidos.

Volvió a fijar su pantalla en Enzo y, tras asegurarse de que, al menos por el momento, seguía a salvo, se levantó de su asiento y le dio una palmada en el hombro a su compañera para que se quedase atenta a los dos tributos mientras iba a dar una vuelta, a coger algo de beber… Y, ¿a quién quería engañar? Sus pasos lo llevaron inmediatamente al puesto del distrito cuatro. Se agachó entre los asientos de ambos mentores y les dedicó una pequeña sonrisa.

A vuestro chico no se les está dando mal… Enhorabuena…— antes de volverse hacia Laura y preguntar en voz más baja—¿Tienes un momento, Hargrave?
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Mensaje por Laura Kepler Lun Abr 06, 2020 12:07 am
A su alrededor, el resto de mentores empezaba a hacer muecas. Los últimos rastros de esperanza desaparecían de la mayoría de rostros, mientras empezaban ya a dar por perdidos los juegos, difuminándose la posibilidad de traer vivo a uno de sus niños. Como era habitual, los distritos más pobres caían en la Cornucopia y, en esos juegos en particular, parecía que los profesionales estaban haciendo su agosto.

Pronto se aburrió. A fin de cuentas, Jinnia ya estaba muerta y Saal, a salvo.

Y ella se sentía fría, mirando su pantalla con ojos vacíos, sin molestarse en cambiar de cámara para explorar la arena o buscar otros tributos.

Con la taza entre las manos, atesorando esa calidez que no parecía ser capaz de generar ella misma, levantó la vista. Había oído a Scott antes de verlo, pero su cerebro había tardado en procesar que estaba ahí, al lado.

Todo el tiempo del mundo —respondió. Su voz era suave, estable; como si aquello no fuera con ella. Ryan la miró brevemente, con la preocupación de todos los años, pero pronto desvió su atención a la pantalla, ansioso. Era todavía demasiado joven como para reaccionar de otra manera. Laura, en cambio, se levantó con calma—. ¿Té, Meadows?
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Mensaje por Scott Meagher Lun Abr 06, 2020 3:33 pm
Mejor un café. Necesitaré ayuda para mantenerme despierto…—con un gesto de cabeza señaló la zona donde podían conseguir tanto bebidas como comidas y echó a andar.

Al llegar a la barra tomó una taza y la llenó hasta la mitad con café, cargando el resto con leche y una cantidad absurda de azúcar. No le disgustaba el sabor de la bebida, pero el dulce era un sabor reconfortante, al menos para él, así que no estaba de más aliviarse un poco con ese sabor.

Quería agradecerte de nuevo… lo del otro día…—comenzó a hablar en voz más baja, en primer lugar para que nadie los escuchase y no los metieran en problemas, y en segundo porque eso de ser amable con Hargrave era algo nuevo para él y aún tenía que acostumbrarse— Está claro que tuviste una buena intuición y que no le van a venir nada mal tus enseñanzas a Enzo… Si hay algo que pueda hacer por ti, Laura… Sólo tienes que decírmelo, ¿vale?

Dio un trago a su café y miró hacia arriba, pensando en la cantidad de veces que probablemente había sido injusto con ella. Suspiró y se quitó de la cabeza esos pensamientos. No había nada que hacer con el pasado, ¿verdad? En vez de eso fijó la vista en los palcos de los capitolinos que podían permitirse pagar para ver los juegos junto con los mentores: los posibles patrocinadores.

¿Tienes muchos acuerdos pre-hechos?
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Mensaje por Laura Kepler Lun Abr 06, 2020 5:19 pm
Se abstuvo de comentar algo tan básico como que el té también despejaba la cabeza, sin apetecerle ser pedante. Su cabeza estaba bastante lejos de allí como para ser puntillosa con cada cosa que decía Meadows, quien, al parecer, estaba mucho más elocuente que ella ese día.

Laura ni siquiera había sido capaz de interiorizar los efectos que aquella arena tendría. Había agua en todos sitios, y eso otorgaba una ventaja natural a Saal y a los profesionales, que asumía que también sabrían nadar.

Y a Enzo, que con un poco de suerte no se ahogaría a la primera de cambio.

Observó a Meadows mientras se servía el café, aprovechando para coger uno de los mini-croissants que había sobre ella. Aun así, lo mordió despacio, sintiendo que su estómago lo rechazaría.

No pensé que fuera a ser tan útil, en realidad —le confesó, sin poder evitar acordarse de lo que había pensado aquel día: que quizá le estaba enseñando algo que no le serviría, porque apenas habría agua. Era más habitual eso que lo que había pasado en esta arena—. Imaginé que como mucho habría algún riachuelo, quizá con corrientes para complicarles pescar, pero... no esto, no... mar. —Suspiró—. Deja esas promesas para después de los Juegos, Scott. Cualquier cosa que pudiera pedirte ahora mismo no te haría gracia. Queda mucho por delante.

Su mirada siguió la de Scott, recorriendo la planta de arriba donde estaban los palcos para que los más ricos del Capitolio pudieran disfrutar del espectáculo. Un latigazo de rabia se abrió paso entre su aplanamiento emocional solo con verlos, así que volvió a centrarse en su taza de té.

Algo tengo pensado. Pero la mayoría de los patrocinadores no se consiguen hasta más adelante, no sé si lo sabes. Cuando ya han visto el potencial de los tributos. —Y era normal. Nadie quería apostar por alguien que moriría en dos días.
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Mensaje por Scott Meagher Lun Abr 06, 2020 8:39 pm
Ya… Pero igualmente, como decía mi madre, “el saber no ocupa lugar” y en este caso te puede llegar a salvar el cuello así que… Gracias otra vez—dijo antes de ponerle los ojos en blanco ante la mención a las promesas tras su suspiro—Ya sabes a lo que me refiero, Laura… Pero si prefieres que te haga el ofrecimiento de nuevo después de los juegos, así queda…

Suspiró entonces pensando en los patrocinadores. Sí, sabía que la mayoría de los patrocinadores llegaban (si es que llegaban) al avanzar los juegos, pero eso no quitaba que todos los mentores hicieran campaña previa, haciendo favores y cosas que ninguno quería hacer para tener algún hilo del que tirar cuando llegase el momento. Él mismo tenía alguno siempre… Aunque la mitad de las veces no tenía tributos cuando llegaba el momento de tirar de ellos, y la otra mitad parecían olvidarse de lo que había pasado previamente.

Ya, pero igual que yo ya he ido hablando con unos y con otros imagino que tú también y… Bueno, seguro que tú ya tienes algún habitual, ¿no? Al fin y al cabo, el uno, el dos y el cuatro soléis aguantar hasta el final…
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Mensaje por Laura Kepler Lun Abr 06, 2020 10:23 pm
Se limitó a asentir y volver a darle un sorbo a su té, que ya casi había terminado. Quizá. Laura no era tan optimista. No creía que su improvisada y básica clase de natación fuera a salvarle la vida al chico, así que que Meadows le diera tanta importancia la incomodaba. Le hacía sentirse... insuficiente, como si tuviera que hacer más para asegurar su supervivencia. Pero no era uno de sus tributos. Necesitaba dejar de pensar en él y empezar a velar por los suyos.

Dejémoslo para después. Cuando no tengamos... tanto en lo que pensar —insistió, si bien ella no quería que le debieran favores. No había ayudado al muchacho para que Meadows tuviera que pagarle después.

No era tan egoísta como todos creían, a fin de cuentas.

No sabía por qué estaba hablando de eso con Scott. Laura siempre había sido reservada en cuanto a sus métodos, sobre todo porque no estaba especialmente orgullosa de ellos. Pero los Juegos eran brutales para más gente que solo los tributos y Laura había aprendido a separar sus emociones de lo que tenía que hacer, convirtiéndose en un cascarón de sí misma durante los días que duraba aquella situación.

Los únicos que sacaban algo de disfrute de todo ello eran los ricos. No se engañaba al respecto.

Había uno. Muy generoso, si sabías cómo pedirle las cosas. Siempre dispuesto a ayudarte a salvar a tus tributos... —contestó, sin ocultar el cinismo en su voz. Hablar de aquel hombre le hacía sentirse vulnerable, abierta en canal—.  Y ahora es vigilante de los Juegos, qué ironía, ¿verdad? Me ayudaba a salvar niños y ahora su trabajo es matarlos.
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Mensaje por Scott Meagher Lun Abr 06, 2020 11:07 pm
Asintió pensativo al escuchar la historia sobre su generoso patrocinador. Había muchos así. Ricos sádicos que no tenían el menor problema en incentivar el que un niño terminase con la vida de otros 23 con tal de que diera un buen espectáculo. Millonarios con ganas de disfrutar de la sangre corriendo y de que su nombre fuera recordado en la alta sociedad de Panem por ser quienes ayudaron a que el más fuerte sobreviviera.

Irónico según lo mires… Pero sí, supongo que en cierto modo lo es…

Para él no lo era tanto. Al fin y al cabo había disfrutado con la muerte anual de 23 críos de los distritos, ¿cómo no iba a disfrutar organizando el juego que acabaría con sus vidas? Seguro que más de uno de los que estaban sentados en las alturas, tenía ideas más que creativas para los juegos futuros.

Yo nunca he tenido a nadie así… Muchos patrocinadores que… Prometen mucho cuando… les pides bien las cosas, cuando les haces… favores… Pero llegado el momento…—se encogió de hombros y lo miró con una sonrisa irónica de medio lado— Si te he visto no me acuerdo. ¿Comprendes?—suspiró y dio un nuevo trago a su café— A ver si este año hay más suerte…

Scott.

La voz de Haydee hizo que se diera la vuelta para mirarla. Le hacía señas para que volviera al puesto del distrito, así que debía de ser importante. Miró a Laura y con un gesto de la cabeza se disculpó antes de volver.

Y sí que lo era. Allí estaba Enzo, que al parecer había encontrado un cuchillo dentro de la mochila y se había fabricado una lanza con una rama y esa arma inesperada, frente al chico del 11, los dos haciendo círculos sin perderse de vista, con sus armas apuntando al otro.

Un movimiento en falso del chico del 11, atacando. Enzo dio un paso a un lateral y con un rápido movimiento, casi como un picotazo, rasgó el lateral del cuello de su oponente. El del 11 cayó de rodillas con un espectacular chorro de sangre saliendo de su cuello.

Ya estaba. Enzo había dejado de ser un niño para convertirse exactamente en lo mismo que su tío y que toda la gente que los miraba en aquel momento: un asesino.
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Mensaje por Laura Kepler Mar Abr 07, 2020 12:22 pm
Para ella lo era. Vipond había sido un patrocinador generoso y... no del todo desagradable con el que tratar, pese a que cada vez que la miraba hacía que se sintiera expuesta, como si dejara todos sus secretos a la vista, al alcance de ser utilizados en su contra. Era Vigilante, a fin de cuentas, y bastante cercano al presidente de Panem, así que tenía la sensación de que probablemente conocía sus secretos mejor que ella misma.

Scott... —le dijo con un tono suave, casi como si le apenara exponer de aquella manera la verdad ante él, como si le fuera a arrebatar la poca inocencia que le quedara—. Es lo que hacen. Es parte del juego, y más con vosotros. Venden promesas, no actos concretos; eso solo lo reservan casi siempre para nosotros, porque somos los que les interesamos como vencedores.

Era la realidad. El uno, el dos y el cuatro eran los distritos más pasivos respecto a los Juegos, los únicos que en la mayoría de los casos los veían como un honor y no como una matanza, así que eran los vencedores que todo ciudadano decente del Capitolio quería. Al resto de distritos les daban las migajas. Y probablemente Scott lo sabía, pero no estaba de más recordárselo; no iba a relajarse con su sobrino en la Arena, pero tenía que ser consciente de que necesitaría vender su alma si de verdad quería que volviera a casa.

Le dedicó una mirada a Haydee cuando los interrumpió y asintió, sin importarle demasiado si Meadows se marchaba o no. Ella tenía mucho en lo que pensar. Y con eso en mente, miró hacia los palcos y se dirigió a las escaleras. Quizá era ya el momento de tantear.
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Mensaje por Scott Meagher Mar Abr 07, 2020 1:25 pm
Era normal que durante las horas en que los tributos dormían, los mentores aprovecharan para volver a sus dormitorios, descansar, asearse y comer como dios manda, pero ese año Scott no estaba con la disposición como para hacerlo. Una parte profunda y primitiva de su cerebro quería creer que si estaba vigilando a Enzo nada le pasaría. Otra parte, más racional y masoquista, sabía que nunca se perdonaría si le pasaba algo mientras él aprovechaba para descansar en vez de estar velando por él. Aún así, había mandado a Haydee a dormir, al fin y al cabo uno de los dos tendría que estar completamente lúcido. Y ya que él no iba a poder…

Así que allí estaba, a las cuatro de la madrugada, sentado frente a las pantallas del distrito ocho con su enésima taza de café en la mano y, mientras veía a sus dos tributos dormir, cada uno en una pantalla, sus pensamientos se iban hacia las palabras de Laura. No era ninguna sorpresa, claro que no, después de todo no era su primer año como mentor, ni el segundo. Pero no dejaba de ser difícil aceptar que los distritos pobres, quienes producían la mayor parte de los bienes necesarios, fueran tan denostados por la gente del Capitolio, tan… cosificados. No era fácil pelear por unos niños a los que sabías que era difícil que nadie apoyase, dando igual lo que hicieras.

Un movimiento en la pantalla le llamó la atención. Enzo se había despertado y estaba recogiendo sus cosas (su mochila, su lanza y una red que había hecho con el resto de la cuerda a última hora de la tarde).

¿Qué vas a hacer, Enzo?—le murmuró a la pantalla mientras configuraba la de Haydee para que le mostrase la localización de todos los tributos en un cuadrado e imágenes de todos ellos en la arena en otros pequeños marcos.

El chico empezó a moverse, yendo hacia el extremo de la isla que había ocupado, exactamente por el camino que había seguido para llegar hasta allí. Era como si se dirigiera a la Cornucopia… Y según la otra pantalla, allí era donde estaban los tributos profesionales, dormidos, al menos en apariencia.

No jodas, Enzo…—masculló pensando que su sobrino iba a matarlo del susto si es que estaba pensando hacer lo que él creía.

Y desde luego parecía que sí cuando, con un suave chapoteo, se metió en el agua y comenzó a nadar de vuelta a la isla inicial. Aquel niño iba a conseguir que lo matasen.
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Mensaje por Laura Kepler Mar Abr 07, 2020 7:50 pm
Las noches, para los mentores del distrito cuatro, eran tranquilas. Generalmente sus tributos siempre sobrevivían al baño y eso les otorgaba la certeza de que, al menos durante los primeros dos o tres días, estarían a salvo, así que se podían permitir el lujo de dormir e intentar descansar lo que sus abarrotados cerebros les permitieran.  

Aun así, Ryan y ella habían adoptado una rutina desde hacía algunos años, haciendo turnos para dormir y vigilar. Y a ella, aquella noche, le había tocado el primero.

Se despertó casi a las cuatro de la madrugada, un poco antes de que acabara su turno, con surcos salados en las mejillas. Así era cómo sabía que había soñado con Shimmer y que el temor a encontrárselo de nuevo impediría que volviera a conciliar el sueño. Así que se dio una ducha fría, se vistió y se dirigió a la sala de visionado, que estaba más vacía de lo que pensaba; tal vez porque había mentores que ya habían perdido y otros, que sentían que habían asegurado bien al menos la primera noche.

No le sorprendió ver a Meadows allí sentado, pero se dirigió directamente hacia Ryan, que estaba casi cabeceando frente a las pantallas.

Vete a descansar. Yo no podía volverme a dormir —le dijo, en voz baja para no importunar, y esperó a que el muchacho se hubiese marchado para cambiar la imagen de su pantalla, después de cerciorarse que Saal estaba durmiendo tranquilo y seguro bajo el turno de guardia de la chica del dos.

Buscó las cámaras, hasta dar con Enzo. Alternó miradas entre Meadows, que parecía a punto de saltar de su silla, y la pantalla, sin poder creerse lo que sus ojos veían. Apretó los puños y se dirigió hacia el sitio del distrito ocho.

Pero, ¿no le dijiste que huyera? ¿Qué hace dirigiéndose a la Cornucopia? —Intentó controlar la voz para que no se le fuera de volumen, pero es que la tensión se le había encajado entre los huesos. Estaba seguro de estar viendo un suicidio en directo.
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Mensaje por Scott Meagher Mar Abr 07, 2020 8:34 pm
Enzo ya había salido del agua en la primera isla y avanzaba con sigilo hacia la Cornucopia y, en ella, los tributos profesionales, cuando Scott oyó la voz de Laura y se giró con el ceño fruncido, como ya llevaba un buen rato (desde que vio a su sobrino recoger sus cosas), hacia ella.

¿Crees que le he dicho que en cuanto tenga ocasión corra hacia los tributos más fuertes para que lo maten?—masculló de mal humor modificando la segunda pantalla (tras echarle un rápido vistazo a Maritta) para que mostrase en cuatro partes los cuatro puntos de vista mejores de la zona de la Cornucopia mientras mantenía su propia pantalla siguiendo a Enzo— No sé qué coño se le está pasando por la cabeza… Esto es… es un suicidio…

El chico ya había llegado a la zona iluminada por la hoguera de los profesionales, aunque se mantenía a distancia, aún en las sombras, vigilando a la chica del 2, quien era la encargada de hacer la guardia aquella noche. Se veía claro que la mirada del chico se iba también hacia el montón de provisiones que había a un lado del grupo, probablemente procedentes del montón original de objetos del baño de sangre.

No seas imbécil, por favor… Date la vuelta…—susurró Scott justo en el momento en que su sobrino volvía a ponerse en marcha… Para colocarse en la zona que quedaba a la espalda de la chica del 2—Joder.

Enzo soltó la cuerda que sujetaba su cuchillo a la rama y guardó la cuerda en la mochila antes de dejar con cuidado el palo sobre el suelo, agarrando con firmeza el mango del cuchillo… Para abalanzarse sobre la chica quien, sorprendida, no pudo hacer nada para evitar que le cortase la garganta. Antes de que el cuerpo cayera al suelo y sonase el cañonazo que marcaba la muerte, Enzo ya había colocado el cuchillo en la cintura de su pantalón y estaba corriendo hacia el montón de provisiones con la mano derecha alargada para hacerse con lo que fuera que pudiera agarrar, en este caso una bolsa bastante ligera, sin dejar de correr.

Evidentemente el ruido de carrera, el cañonazo y la caída del cuerpo de la chica del dos, espabilaron al resto de tributos profesionales, quienes en dos segundos estaban en pie, armados y persiguiendo a Enzo.

Scott en algún momento se había puesto de pie y manipulaba como un loco las pantallas en un intento por no perder de vista al chico. Así no se perdió el momento en que un cuchillo le alcanzó el brazo izquierdo a la altura del hombro, haciendo un corte profundo que de inmediato empezó a sangrar abundantemente. Pero Enzo no bajó el ritmo y consiguió alcanzar uno de los puentes entre islas, cruzándolo a la carrera mientras la mano derecha, sin soltar la bolsa, pasaba a apretarle con fuerza la herida. El chico era rápido, sin duda. ¿Pero sería bastante?
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Mensaje por Laura Kepler Jue Abr 09, 2020 12:57 pm
No iba a contradecir las palabras de Scott, porque era lo que ella misma pensaba: aquello era un maldito suicidio. Por mucho que tuviera la noche de su parte, eran cinco contra uno y todos más fuertes, más experimentados y, en general, en mejor condición física que él. Agarró a Meadows de los hombros y apretó, manteniéndolo en el presente y obligándolo a mirarla.

No nos adelantemos a los acontecimientos, ¿vale? —Y, como dándose cuenta de que acababa de tocarlo en un impulso, lo soltó como si la quemara. Apartó la cara, permitiéndose unos momentos de respiro—. Enzo es listo, ¿no? Seguro que... planea otra cosa.

Se estaban engañando y era consciente de ello.

Y lo fue aún más cuando, al volver la vista hacia la pantalla, vio claramente cómo Enzo se abalanzaba sobre la chica del dos. Laura la había conocido como Bluemarine; decidida y brutal, pero de solo catorce años. Enzo fue más rápido que ella y, aun así, Laura vio claramente cómo la muchacha tenía tiempo de atacar con su cuchillo, aunque entre la oscuridad y los movimientos erráticos de los tributos, no distinguió dónde había apuñalado al muchacho.

Pero solo había sonado un cañonazo, así que al menos no sería algo inmediato. Miró a Scott, como esperando que dijera algo al respecto, y no estaba segura de si se había dado cuenta de lo sucedido. Quizá ni el propio Enzo era consciente, demasiado puesto de adrenalina como para sentir dolor alguno, pero o se detenía pronto o la pérdida de sangre le pasaría factura.

¡Meadows! ¡Cálmate! —exclamó, sintiendo que la manera frenética en que estaba cambiando las pantallas dificultaba más que ayudaba a seguir la persecución. Saal iba el primero, seguido por Amelie, Cassian y Sylas, y momentos después de que aquel cuchillo de Amelie alcanzara al joven casi de refilón, lanzaba él una jabalina que se clavó en el suelo a centímetros escasos de dónde pisaba Enzo en ese instante—. Creo... que Enzo se acaba de cargar el pacto de no agresión...

Y no podía culpar a Saal por no mantener su promesa, cuando Enzo les había atacado primero y era cuestión de vida o muerte. Se mordió el labio, tensa, pero creía que por esa noche ya había pasado el peligro; parecía que Enzo había escapado y los tributos profesionales se daban la vuelta refunfuñando y más dispuestos que nunca a poner trampas alrededor de su campamento.
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Mensaje por Scott Meagher Jue Abr 09, 2020 4:56 pm
Era listo, sí, pero parecía que en aquella ocasión le había dado por comportarse como un estúpido. ¿En qué momento había pensado que podía salir indemne de esa mierda de incursión?

¿Tú crees?—masculló con no poco sarcasmo filtrándose en su voz ante la mención del pacto de no agresión.

Pasada la persecución, se dejó caer en una de las sillas y resopló volviendo a centrar la pantalla de Hay en Maritta por un lado y los profesionales por otro, mientras en la suya centraba a Enzo, que parecía que se había detenido al fin a descansar. Con gesto de dolor, el chico separó la mano de la herida del hombro y vació la bolsa en la mochila. ¿Manzanas? ¿Todo esto por una bolsa de manzanas?

Pero Scott no pudo centrarse en la gilipollez de su sobrino durante mucho rato, porque en seguida vio que, además de la herida del brazo tenía una puñalada en el abdomen, en el cuadrante superior izquierdo, e intentaba contener las dos hemorragias haciendo presión con unas vendas que improvisó con la tela de la bolsa que había robado.

Joder…—murmuró inclinándose de nuevo hacia delante—Eso no va a servir de nada como le hayan rasgado alguna víscera…—su mirada se desvió hacia los palcos de los patrocinadores, en aquel momento vacíos ya que no era habitual que hubiera mucho movimiento de tributos a esas horas de la noche— Tengo... tengo que llamar, tengo que...—se le fue la mano hacia el teléfono que había en su puesto, sin saber muy bien por dónde empezar, aturdido en aquel instante por el subidón y bajón de adrenalina que había supuesto aquel movimiento de su sobrino, y por el miedo que sentía en aquel instante congelarle los huesos.
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Mensaje por Laura Kepler Jue Abr 09, 2020 9:03 pm
A mí no me hables así solo porque estés frustrado, Meadows —le replicó con frialdad. Habían sido solo dos palabras, una tontería, pero tan cargadas de rabia y sarcasmo que las había sentido como estacas. Y le había molestado.

Hasta el punto de que se había dado la vuelta y dirigido a la zona de catering, para prepararse su segundo té. Y mientras calentaba el agua, terminó por suspirar y servir una taza de café para el otro mentor; así de rápido se le había pasado el enfado. Emociones pasajeras, magnificadas por la tensión de los juegos.

Aún con el infusor del té en la taza, se acercó de nuevo hacia el sitio del distrito ocho, dejando la que le había preparado a él en la mesa auxiliar junto a las pantallas. Y esperó, mirando a las pantallas, sin ganas de ser ella quien rompiera el silencio. Scott parecía acabar de darse cuenta de lo mismo que ella había visto durante el enfrentamiento.

En vez de tomarte esa taza y ponerte a hacer llamadas, deberías irte a descansar, Meadows. —Suspiró, poniendo la mano libre sobre la de él para que no descolgara—. Y dejar que me encargue yo de esto. Si... confías en mí para ello, claro.

Nikas oficialmente no podía patrocinar a los tributos, pero Laura sabía que si lo pedía con formas y eran lo bastante discretos, nadie se enteraría.
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Mensaje por Scott Meagher Vie Abr 10, 2020 12:48 am
La miró cuando regresó con esos ojos tristes de cachorrito perdido que tenía desde que salió el nombre de su sobrino en la Cosecha y luego la desvió hacia la mano que había colocado sobre la suya, sorprendido y ligeramente reconfortado al mismo tiempo.

Confío en ti…—afirmó, y por una vez iba en serio. No tenía el más mínimo asomo de duda en su mente ni en su voz, creía que de verdad quería ayudarlo. Aún así, suspiró— Pero no puedo irme a descansar… No podría dormir, y si me fuera y pasara algo, yo…—tragó saliva y negó con la cabeza— No puedo dejarlo solo…

Respiró profundamente y soltó el teléfono, sin descolgarlo, llevándose ambas manos a la cara, frotándose los ojos un instante antes de alargar la mano hacia la nueva taza de café que ella le había traído.

Perdona por hablarte así antes… No estoy últimamente muy… controlado… Pero no tendría por qué pagarlo contigo. De verdad, perdona…—le hizo un gesto hacia la silla de Haydee para que se sentase con él— ¿Crees que podrías conseguirle algo para que esa puñalada no lo mate?—añadió al cabo de un instante de mirar la pantalla, volviéndose a mirarla a ella. Era más que consciente de que, pese a todo, él no era probable que tuviera mucho éxito pidiendo nada a posibles patrocinadores a aquellas horas y sin que supieran qué había pasado siendo como era de un distrito pobre y, para colmo, sin habilidades interesantes.
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Mensaje por Laura Kepler Sáb Abr 11, 2020 5:22 pm
¿Y no crees que tu sobrino te necesita lúcido y en condiciones? Si estás ya así la primera noche, ¿cómo vas a estar la cuarta o la quinta? —Quizá estaba siendo un poco dura, pero es que la realidad era justo así. Podía entender la preocupación de Meadows, que iba mucho más allá de la que sentiría un mentor cualquiera hacia sus tributos, pero aun así no iba a maquillar las verdades—. Para ganar a los patrocinadores a su propio juego vas a necesitar perspicacia y eso solo se consigue estando descansado. Así te van a comer.

Lo soltó entonces, para sacar el infusor del té y dejarlo sobre la mesa auxiliar sin ningún cuidado. No era ella la que iba a limpiar, a fin de cuentas.

Se encogió de hombros, como queriendo restarle importancia a sus disculpas, y le dio un sorbo a su bebida. A pesar de haber pasado mala noche, ella misma se sentía más lúcida que cuando empezaron los Juegos. Se dirigió entonces a la silla que le ofrecía y tomó asiento a su lado.

Es posible. Eso que ha pasado está grabado y es... fácil de vender. Si la gente del Capitolio empieza a ver a Enzo como un verdadero competidor, alguien con posibilidades, le ayudarán más fácilmente —reflexionó en voz alta—. Y tiene suerte de que esto haya pasado ahora, al inicio de los juegos, cuando las mercancías y regalos todavía son asequibles para la mayoría y no solo para los más ricos.

Por el momento quizá era mejor no decir que conocía a alguien.
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Mensaje por Scott Meagher Sáb Abr 11, 2020 6:46 pm
Sí, lo sé, lo sé… Pero… Es difícil. Desde que murió mi hermana, Enzo ha sido todo lo que tengo. Lo he criado lo mejor que he sabido, como si fuera mi hijo, ¿sabes? Y verlo ahí… Saber que en cualquier momento podría… perderlo… Y ahora para colmo herido…—dejó la taza de café sobre una de las mesitas auxiliares y apoyó la cabeza en las manos obligándose a respirar profundamente—Pero tienes razón. Así no voy a hacerle ningún favor…

Se levantó de la silla y se estiró de tal forma que, sin buscarlo, le crujió la espalda, antes de volver a la posición normal conteniendo un bostezo. Cogió el infusor que Laura había dejado de cualquier forma y lo metió en su propia taza, cuyo contenido no iba a terminar, antes de pasar una servilleta por la zona manchada de restos de té.

Si pudieras intentarlo… Sé que no tengo ningún derecho a pedírtelo… Pero te lo agradecería… Si no es posible, dentro de un par de horas volveré e intentaré llamar a algunos conocidos…—recogió la taza y le puso una mano en el hombro, dándole una palmadita y un ligero apretón— Gracias… por acompañarme, Laura…

Y sin esperar respuesta se dio la vuelta para encaminarse hacia las habitaciones. Aún tendría que despertar a Hay y contarle lo que acababa de pasar. A lo mejor podía bajar ella a echarles un ojo a los dos tributos. No veía justo ni responsable dejarlo todo en manos de Laura aunque ya sintiera que podía confiar en ella.


Última edición por Scott Meagher el Sáb Mayo 23, 2020 9:21 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Laura Kepler Miér Mayo 20, 2020 11:34 pm
Laura se quedó un momento en silencio, asimilando lentamente las palabras de su compañero mentor, como si así, en pequeñas dosis, pudiera evitar que removieran algo en su interior. Tantos años construyendo una coraza, resguardándose de sus propios secretos y recuerdos, para que alguien, que ni siquiera era consciente del poder que blandía, la obligara a enfrentarlos.

A base de simple empatía. Tan escasa y tan poderosa.

Pero estamos aquí, ¿no? Tiene a dos mentores cuidando de él —le contestó, intentando mantener al menos en su voz esa firmeza artificial que tanto la caracterizaba—. Necesita que luches por él, Scott. Tú tienes tus propios juegos aquí fuera. No dejes que se lleven a tu familia.

Respiró hondo, sintiendo que necesitaba ese segundo de descanso de sus propias emociones. Qué hipócrita había sido. Ella no había luchado por la suya, a fin de cuentas, había dejado que se la arrebataran.

Ve a descansar —le ordenó en un tono que parecía no dejar espacio para la réplica—. Intentaré hacer unas llamadas y mover algunos hilos, pero también tengo algunas limitaciones. Sigo siendo mentora del distrito cuatro y uno de mis chicos sigue vivo. Si me excedo, harán demasiadas preguntas.

Lo siguió con la mirada mientras abandonaba la sala de visionado y, cuando al fin lo perdió de vista, suspiró y volvió su atención hacia los Juegos.

Suponía que sí, harían demasiadas preguntas. Tenía que ser sutil y discreta. Pero había algo que sí podía hacer y era darle publicidad. Solo tenía que enviar el vídeo del ataque de Enzo a las personas correctas y en poco tiempo todos los peces gordos del Capitolio lo habrían visto.

Se hundió en la silla, dándole lentamente un sorbo a su té con los ojos fijos en el monitor. Empezaría por ahí. Solo espera, Enzo. Un poco más.
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Mensaje por Scott Meagher Sáb Mayo 23, 2020 10:49 pm
Habían pasado tres días. Tres días en los que Scott había mal dormido, si bien desde esa primera noche en que Laura lo mandó a la cama, había intentado establecer un sistema de turnos con Haydee que le permitiera descansar, si bien su mente no lo hacía. Pero Enzo había sobrevivido.

Estaba seguro de que había sido gracias a la intervención de Laura por lo que habían conseguido suficientes patrocinadores para proporcionarle la medicina que necesitaba para curarse la puñalada en el abdomen. Y, a medida que avanzaban los juegos y su sobrino iba demostrando que tenía más madera de asesino de la que Scott le habría atribuido jamás, los patrocinadores se fijaron más y más en él, permitiéndoles incluso enviarle una lanza. No una lanza cara, pero sí mejor que esa que se había fabricado él mismo.

Sintió la muerte de Maritta a manos del tributo masculino del distrito 2, por supuesto, pero no por ello dejaba de tener cada vez más esperanzas en que su sobrino consiguiera regresar a casa. También, cuando murió el tributo del distrito 4, se acercó a Ryan y a Laura para darles algo de ánimos y transmitirles sus condolencias, sinceras en cualquier caso porque siempre lamentaba la muerte de un niño en la Arena. Pero, sobre todo, por ella, claro, después de todo el esfuerzo que había puesto en ayudarlo.

Y, pese a todo, se sorprendió y se alegró de que siguiera ayudándolo, de forma más abierta ahora que no tenía tributos propios de los que cuidar. Ambos se acercaron durante esos días, y Scott incluso empezó a pensar en ella como una amiga…

Aquel día sólo quedaban cuatro tributos en la Arena y habían convocado un banquete. Era el último día. Así que Scott bajó horas antes de lo que le tocaba según el acuerdo de descansos, incapaz de quedarse en la cama sabiendo que aquel día se decidiría el destino de Enzo.

Se le hizo eterno, pero supuso que para los demás fue rápido. En apenas unos minutos desde el comienzo del banquete dos de los cuatro supervivientes estaban en el suelo muertos y sólo quedaban el del 2 y Enzo en pie. Fue pura suerte que, cuando el otro chico atacó con la espada, Enzo pudiera atravesarle el cuello con su lanza. No salió indemne, claro, la espada casi le rebanó la pierna derecha por completo. Pero salió vencedor.

Va a volver…—murmuró con asombro e incredulidad en la voz, sintiendo que le fallaban las piernas mirando fijamente en la pantalla cómo, entre las trompetas de la victoria, un aerodeslizador recogía a su sobrino— Va a volver de verdad…
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