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Ficha - Laura Hargrave

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Mensaje por Laura Kepler Sáb Abr 04, 2020 11:25 pm

HARGRAVE, LAURA
Strange what desire will make foolish people do
datos básicos
Distrito 04
Mentora
30 años
Alicia Vikander
vida del personaje
Laura nació como hija única de una pareja de pescadores del distrito cuatro. Eran humildes, por no decir pobres para los estándares habituales del lugar, pero siempre vivieron lo suficientemente bien como para no necesitar teselas y para que Laura no tuviera que trabajar en su adolescencia. Pero a Laura, ambiciosa e inconformista, esa vida nunca la satisfizo y eso, sumado a que el ambiente en el distrito favorecía que se idealizaran equivocadamente los Juegos entre los más acaudalados, la llevaron a presentarse voluntaria con quince años, pisando las oportunidades de otras chicas que con toda seguridad estaban mucho más preparadas que ella.

En efecto: Laura podía ser hábil, pero también era enclenque y pecaba de una arrogancia que le impidió ver lo que sus padres, entre lágrimas, intentaron advertirle en sus últimos momentos con ella. Pero tenía tanta arrogancia como carisma y se metió al público del Capitolio en el bolsillo en menos de dos días, lo que no pudo decirse también del resto de tributos. Los de distritos más pobres desconfiaban de ella por su origen y los otros profesionales no parecían tener mucha fe en sus capacidades físicas a pesar de aceptarla en su grupo de entrenamientos, así que en cuanto a alianzas Laura se encontró solo con puertas cerradas pese a los consejos de su mentora.

Hasta que, en el tercer día de la semana de entrenamientos, el tributo del distrito uno, que después sabría que se llamaba Shimmer, se acercó a ella, le extendió la mano y le dijo:

—Voy a hacer que ganes los juegos.

The world was on fire
and no one could save me but you

Puede que Laura no se tomara muy en serio aquella atípica propuesta de alianza, pero Shimmer y ella se hicieron inseparables en esos pocos días previos a los juegos, llegando incluso a irritar al resto de profesionales por la forma en la que se aislaban del resto y trabajaban juntos. Su carisma palidecía al lado de la del chico que, como su nombre indicaba, parecía brillar con luz propia y no tener reparo alguno en enseñarle cosas que, sabía, podían volverse en su contra.

La penúltima noche antes de los juegos los seis tributos de los distritos profesionales hicieron una discreta fiesta de despedida mientras sus mentores hacían la vista gorda. Para ellos era un honor y eso se reflejaba en el ánimo. Laura y Shimmer intercambiaron miradas durante toda la noche, solo para acabar escapándose juntos a la azotea del edificio.

Entre risas y bromas casi inapropiadas, acabaron los dos tumbados en el suelo. Shimmer rompió el silencio con su tono jocoso habitual y Laura, como ya había pasado los días anteriores, sintió que se la tragaba como si fuera un agujero negro:

—¿Te imaginas que morimos vírgenes? Qué mierda.
—Joder, no.

It's strange what
desire will make foolish people do

Si bien Laura no había logrado asegurarse un buen lugar entre el resto de tributos profesionales, Shimmer logró que la incluyeran, pero en realidad la alianza era entre ellos dos. Explotaron su estancia con los profesionales todo lo que pudieron y se aseguraron valioso equipamiento durante la Cornucopia, a la que sobrevivieron quince incluyéndolos. Esa misma noche, durante su primer turno de guardia, Shimmer la despertó, recogieron la parte de los suministros que les tocaba y huyeron como había sido el plan desde el principio. Si no aprovecharon para asesinar a ninguno de los otros profesionales o llevarse más botín de la cuenta fue porque preferían no provocar persecuciones y venganzas innecesarias cuando aún quedaban tantos tributos vivos.

En los días que siguieron Shimmer y ella combinaron sus habilidades para sobrevivir, primero, y cazar, después. No eran tan brutales y espectaculares como los otros tributos profesionales, que no pasaban un día sin al menos matar a uno o dos de los demás, pero eran rápidos y eficientes.

Shimmer, en concreto, demostró pronto una falta absoluta de empatía y una capacidad de maximizar el daño y minimizar el sufrimiento que Laura no sabía si era terrorífica o admirable.

—Esto, debidamente molido y rebajado con agua y su propio jugo, es un veneno muy potente —le dijo una vez sosteniendo lo que parecía una uva rosa entre los dedos—. No me mires así, es una muerte dulce.
—Dudo que haya muerte dulce alguna en la Arena —le respondió ella mordaz.

Laura le fabricó una cerbatana rápida y un par de discretos dardos para que hiciera su demostración y, con la muerte de la chica del distrito dos en un momento en el que se separó del grupo, supo que era verdad. La joven había caído al suelo en minutos, sin apenas darse cuenta de que había sido envenenada.

De todas maneras, suponía que lo de impregnar el filo de su lanza con un veneno le quitaba todo lo indoloro al asunto.

I never dreamed that
I'd meet somebody like you

Para cuando quedaban nueve tributos en la arena, Laura y Shimmer eran los favoritos. Quizá no daban el espectáculo homicida que los otros profesionales, pero todo el Capitolio contenía la respiración esperando el momento en el que se enfrentaran y su complicidad les jugara en contra. Aún tuvieron que pasar dos días y tres muertes para eso. Con solo la chica del uno, el chico del dos y los dos tributos del siete como rivales, eran incapaces de ponerse de acuerdo sobre cómo proceder y se separaron después de una emboscada nocturna del distrito siete que la dejó con heridas graves y un brazo inmovilizado.

Los cañonazos atrajeron la atención de los dos tributos profesionales que quedaban en la Arena, que asumieron su localización. Laura, que estaba resguardada entre la maleza, solo pudo observar impotente cómo Shimmer echaba a correr y la dejaba allí a su suerte. No se daría cuenta hasta después de que su intención era crear una distración que los alejara de ella: en su cabeza, ese fue el momento en el que Shimmer la traicionó.

No supo cuánto tiempo pasó debatiéndose entre la consciencia y la inconsciencia por el dolor y la pérdida de sangre, sobresaltándose cada vez que oía algún ruido, pero después del cuarto cañonazo, recibió un paracaídas con un ungüento coagulante que la mantendría con vida algunas horas más. No se dio cuenta en ese momento, pero eso solo significaba una cosa: Shimmer y ella eran los últimos tributos vivos y el Capitolio la quería en condiciones de dar espectáculo.

Pero Laura, cansada y herida, apenas tenía fuerzas para caminar sujetándose de árbol en árbol. Cuando estaba cerca del río, un dardo se clavó en el suelo al lado de sus pies. Y ahí estaba Shimmer, sosteniendo la cerbatana que ella misma le había hecho. Incapaz de oír su voz en la distancia y temiendo esa mirada indescifrable, Laura solo pudo leer sus labios: «corre.»

And I'd never dreamed that
I'd lose somebody like you

Laura sabe que si Shimmer no la alcanzó en menos de dos minutos fue porque no quiso. Por momentos pensó que ni siquiera la estaba persiguiendo, pero tan pronto como se relajaba, un dardo le recordaba por qué no podía parar. Estaban siguiendo la corriente del río y Laura sabía perfectamente lo que significaba pero no podía dejar de correr. Al final se encontró acorralada en una zona abierta en la que el río se convertía en cascada y a su espalda solo había un risco imposible de bajar con seguridad. Y jamás alcanzaría el bosque antes de que la atrapara.

Podría haberla despachado rápidamente con sus armas a distancia, pero en su lugar se abalanzó sobre ella y cayeron al suelo entre forcejeos y patadas, sin que ninguno de los dos pensara en lo peligrosamente cerca que estaban del borde. Laura recuerda morderle el brazo y a él proferir un grito y luego sacar un cuchillo del cinturón. Lo siguiente, un dolor insoportable en su mano derecha, subiéndole por su brazo bueno: la había apuñalado, clavándole esa mano en el suelo.

Jadeando, sin poderse mover ni soportar el dolor, Laura lo vio levantarse y retroceder con la vista fija en ella.

—Te dije que te haría ganar los juegos, ¿recuerdas?

Todo pasó en cuestión de segundos: se dio la vuelta y saltó. Laura no sabe qué fue primero: si el cañonazo o su propio grito de horror.

What a wicked game you play

Las semanas siguientes a los juegos se desdibujan en la mente de Laura, que no puede recordar con claridad momentos concretos. Sabe que hay un orden más o menos claro: los exámenes médicos, los días en esa habitación blanca con olor a muerte, la entrevista y la gira, pero solo recuerda dos momentos.

El primero, cuando durante el programa especial por su victoria le preguntaron por Shimmer y Laura solo pudo mirar a la cámara y enviar una disculpa a su familia, con un semblante tan sereno y unos ojos tan vacíos que cualquiera diría que la que había muerto era ella, y solo la recibió el silencio del público y los balbuceos nerviosos del presentador.

El segundo, cuando en la gira de la victoria descubrió que la familia de Shimmer había muerto en una sospechosa explosión de gas un par de semanas antes. Nunca supo si fueron represalias contra Shimmer, por su rebeldía al escoger la muerte antes que la victoria, o contra ella, por atreverse a insinuar, en su entrevista en directo, que no había honor alguno en ser el segundo o el primero o en participar en absoluto. Solo había muerte.

Fuera como fuera, Laura logró superar ese primer año tras su victoria y, después, los siguientes. Encontró refugio en la pintura y en la soledad, siendo su antigua mentora la única persona que no alejó de su lado y que fue capaz de aguantarla. Tal vez por ello, casi como favor personal, acabó relevándola como mentora hace seis años.

datos curiosos
Aunque vive en la Villa de los Vencedores de su distrito, suele viajar al Capitolio por trabajo, ya sea para presentar sus obras, para asegurarse contactos que la ayuden a mantener a sus tributos vivos o por favores a algún que otro ciudadano rico a los que no puede negarse. Porque, al igual que a muchos de los vencedores, el Presidente ha capitalizado su mera existencia y la ha hecho trabajar numerosas veces como acompañante de hombres poderosos o azafata en eventos públicos y privados.

La pintura le sirvió para canalizar de sus sentimientos más negativos tras los juegos y ahora, quince años después, es una pintora famosa en Panem que vende sus obras sobre todo en el Capitolio y en el distrito 1, donde la gente se lo puede permitir.

Su carácter ha cambiado mucho de aquella niña carismática y arrogante que se presentó voluntaria. Es fría, serena, sarcástica e implacable, pero todo eso la ha rodeado de un misticismo artificial que le ha procurado bastantes clientes en el Capitolio. Que apenas haga apariciones en público si no es por trabajo solo contribuye a eso.

No por ser niños se porta diferente con los tributos: Laura es la primera en hacerles entender que las posibilidades de volver a casa son una entre veinticuatro y que por cada alianza que hagan multiplican esas posibilidades por dos, pero se dejan también el doble de abiertos a traiciones.

Su puntuación en los juegos fue un ocho, la más baja de entre los profesionales e inferior incluso a los del distrito siete. Pero yo estoy aquí y ellos no, es lo que suele decirse y decirle a sus tributos.

Laura Kepler
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Fecha de inscripción : 08/12/2018

Laura Kepler
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